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HISTORIA DE LA BOLSA ESPAÑOLA. DE DONDE VENIMOS

La Bolsa española celebró el 20 de Octubre del 2006 su 175 aniversario.

El día 20 de Octubre de 1831 tuvo lugar la primera sesión de contratación de la bolsa madrileña, situada entonces en la Puerta del Sol. En aquel tiempo las cotizaciones eran en reales y durante los primeros cuarenta años la actividad del mercado estuvo ligada principalmente a la deuda pública española. Ahora, lo que se mueve en el parqué son principalmente acciones.

La creación de la Bolsa de Madrid fue idea de José I Bonaparte, en 1809, incluso se había pensado su ubicación, el convento de San Felipe el Real, en plena Puerta del Sol, pero el proyecto no se hizo efectivo hasta el 10 de septiembre de 1831, cuando reinaba Fernando VII.

En esta fecha se publicó la Ley que daba origen a la Bolsa de Madrid. Un lugar de reunión de comerciantes y agentes mediadores en donde se conciertan o cumplen las operaciones de contratación de activos mobiliarios?, así se definía la Bolsa en el artículo 64 del código de Comercio de 1829.

No fue bien recibida por todos, ya que una parte de la opinión pública consideraba la inversión bursátil como un juego de azar, pero otros reconocieron el papel que tendría como forma de canalizar el ahorro y la financiación de la inversión en una organización regulada. Tampoco gustó que se ubicase en Madrid, una plaza que no estaba tan desarrollada industrial y comercialmente como otras zonas de la periferia.

Al igual que ocurrió con otras bolsas, como las de Londres, París o Nueva York, su nacimiento se debió a la necesidad de tener un lugar donde colocar y dar salida a la deuda del Estado. Las deudas extraordinarias eran entonces fruto de las necesidades de financiación que generaban las guerras. En muchas ocasiones estos títulos estaban reconocidos de forma deficiente desde el punto de vista jurídico y no tenían un plazo seguro de amortización.

Entre 1850 y 1890, cerca del 30% de los gastos del Estado se tuvieron que dedicar a amortizar y pagar los intereses de los títulos públicos emitidos. A mitad de la centuria, los representantes de la renta variable eran sólo seis: Banco de San Fernando, una compañía minera, una empresa de seguros y tres de servicios generales (transporte y gas), algo que contrasta con las más de 130 empresas que cotizan actualmente.

Poco a poco las empresas fueron desembarcando en el parqué. Es curioso el hecho de que, por ejemplo, en 1868, cuando cotizaban 34 valores, diez eran bancos o sociedades de crédito, entre ellos el Banco de España; 17 empresas de ferrocarriles y el resto lo completaban compañías mineras y de servicios, que refleja qué sectores actuaban de motor económico.

Los primeros datos registrados de negociación se remontan a 1856, cuando todavía tenía más peso la negociación de deuda y apenas existían empresas cotizadas la contratación nominal de acciones y obligaciones no alcanzaba el 1% del total admitid0. Ese año se negociaron 110 millones de reales de Vellón (unos 140.000 euros), lo que se contrata ahora en un segundo en la bolsa española, que en 2006 ha movido ya cerca de 865.000 millones de euros, el 2% más que en todo 2005.

Aunque 175 años dan para mucho, un año clave para la bolsa española fue 1988, cuando la Ley del Mercado de Valores sienta las bases de lo que será una de las transformaciones más importantes del parqué y que supuso la modernización de los mercados de valores

Un aspecto crucial fue la incorporación de España a la Comunidad Europea, en 1986, y también la nueva regulación de fondos de inversión en 1990. Aquel año la bolsa contrató poco más de 16.000 millones de euros en acciones, una cifra 48 veces inferior al que podría conseguirse este año. Y eso que en aquel momento ya se había multiplicado por 66 la contratación de 1980.

La creciente negociación ha hecho también que la actividad bursátil vaya ganando cuerpo sobre la actividad económica. Hace 16 años la contratación de acciones en la bolsa española representaba el 8% del PIB, en el año 2000 era ya del 65% y ahora ronda el 100%.

El crecimiento de la capitalización (valor de las empresas cotizadas) ha sido también muy fuerte. Actualmente se acerca al billón de euros, casi el doble que los 535 millones de 2000 y muy distante de los 70,5 millones de euros que tenían en 1990. Actualmente, una sola compañía, como Lingotes, por ejemplo, alcanza este valor bursátil.

Y la mayor actividad ha traído también consigo una mejora de la liquidez (facilidad para comprar y vender acciones con rapidez). Actualmente todas las acciones cambian de manos algo más de una vez al año, por término medio, cuando diez años atrás lo hacían una vez cada tres.

Además, el creciente protagonismo del mercado español ha hecho que los inversores extranjeros se interesen cada vez más por la bolsa española: en 1985 la inversión de éstos en acciones cotizadas de la bolsa española fue de 537 millones de euros y 20 años después las compras alcanzan ya los 485.500 millones de euros. Estos inversores acaparan el 65% de la contratación diaria. Paralelamente, la entrada del pequeño inversor en bolsa adquirió importancia con la llegada de las privatizaciones durante los años 90. El Estado vendió acciones de grandes empresas como Telefónica, Repsol, Endesa o Argentaria ( tras su fusión BBVA), que han estado o están en buena parte de las carteras de los pequeños.

En 1989 se creó el Ibex 35, referencia bursátil del mercado español, que agrupa las 35 mayores empresas cotizadas. Poco a poco las empresas fueron creciendo y si en 1990 la mayor empresa cotizada tenía un valor de mercado de 4.680 millones de euros, ahora la primera, que es Banco Santander, vale más de 80.000 millones. En esto también ha tenido mucho que ver la negociación electrónica, con la adopción del sistema del SIBE, frente al tradicional sistema a viva voz, el mercado de corros.

Y tras esta explosión, el boom tecnológico llevó a la bolsa a máximos en 2000, pero el pinchazo de esa burbuja sumió al mercado en un ciclo bajista del que no se recuperó hasta 2003. Poco a poco los inversores han vuelto a mirar hacia la renta variable y, en el 2006 la bolsa ha marcado nuevos máximos históricos.

Estadísticas

Años buenos y malos

La historia bursátil española ha dejado cifras impactantes como el 108% que se revalorizó en 1986, que ha sido el mejor año, con diferencia, seguido del 63,95% que subió en 1881. Los años de ganancias baten por goleada a los que han terminado en números rojos con un marcador final de 83 a 43, desde 1874 que es cuando se ha reconstruido el índice. Sin embargo, el peor año vivido por la bolsa fue en 1977, cuando cayó un 32,32% y sólo una vez más, en 1931, bajó más del 30%.

Para los amantes de las estadísticas la historia de la plaza española indica que el mes más rentable es enero, con una ganancia promedio del 1,16%, seguida de febrero , con un 1,12%. Sólo hay un mes negativo, julio, con un descenso del 0,05%.

No obstante, la pérdida máxima mensual se la lleva el fatídico octubre, el de 1987, con una caída del 28,35%, mientras fue un marzo, en 1986, cuando la bolsa se anotó la mayor ganancia, el 23,80%.

Los inversores que estuvieron en bolsa entre agosto de 1985 y 1987 se llevaron el mejor bienio de la historia, ya que el Índice General se revalorizó el 288% y si entraron un año antes el trienio dejó una ganancia del 3337%. No es de extrañar entonces que el lustro más rentable fuera el que comprende de 1982 a 1987, con un crecimiento del 644%.

Observando las Estadísticas es facil deducir que el lado largo o comprador es más poderoso y siempre acaba venciendo al lado corto o vendedor en el medio-largo plazo (me refiero a índices, no a acciones, una acción se puede ir a la ruina o incluso pueden hacernos creer que se fue a la ruina y ya no hay remedio si estamos en el lado largo o comprador... véase caso TERRA por ejemplo).

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Fuente: http://www.expansion.com